Tras el partido de hoy sólo se puede sacar una conclusión: los partidos matutinos no funcionan. Sin duda nuestros padelistas son animales nocturnos, sus biorritmos no se adaptan a jugar tan "temprano" (a las 12:30) y no se ve el pádel de alto nivel que se presume al leer los nombres de los jugadores implicados.
La inoportuna lesión de Álvaro evitó un duelo-pique clásico, que tuvo que sustituirse por otro duelo que lleva camino de serlo, pero sin tantas dosis de pique: los Martínez (padre-hijo) contra el F1 Team (Lloronso y Albertinho Piquet).
El partido fue, pese a los condicionantes, bastante disputado: se llegó a los cinco sets y hubo momentos de gran tensión, pero los errores no forzados estuvieron a la orden del día:
La inoportuna lesión de Álvaro evitó un duelo-pique clásico, que tuvo que sustituirse por otro duelo que lleva camino de serlo, pero sin tantas dosis de pique: los Martínez (padre-hijo) contra el F1 Team (Lloronso y Albertinho Piquet).
El partido fue, pese a los condicionantes, bastante disputado: se llegó a los cinco sets y hubo momentos de gran tensión, pero los errores no forzados estuvieron a la orden del día:
- Alberto tiene problemas para estimar las dimensiones de la pista, y golpea bolas que lo más cerca que van es a Mejorada.
- Carmelo es capaz de alternar golpes increíbles con fallos en la red que harían llorar al Niño Jesús. Aun así mejoró sus estadísticas de errores no forzados.
- Jesús falló restos y golpes fáciles que le hicieron soltar gritos que acojonarían al mismísimo King Kong.
- Javier estuvo más regular que los cuatro anteriores, pero fallón en los momentos clave.
Alberto y Javier querían inaugurar el casillero de victorias de sus palas Puma y Aerogel, y empezaron con fuerza el primer set. Jesús estuvo desesperado medio partido, enfurruñado con el mundo, primero consigo mismo y sus inexplicables fallos, y luego con su compañero, al que "animaba" a subir a la red. Entre bronca y bronca, dejaron al F1, mucho más centrado, que se llevara el set sin mucho esfuerzo.
En el segundo se igualaron las fuerzas. Los Martínez, sabedores de que ponerse con 2-0 hubiera sido muy duro, apretaron al saque de sus rivales, logrando numerosos breaks que compensaban los servicios que perdían mientras seguían en sus disputas y quejas. Con 5-5, Jesús logró su servicio con facilidad y rompieron el de Javier para empatar el partido.
Era de esperar que la pérdida del set hubiera supuesto un golpe moral para el F1 que en general llevaba el peso del partido y jugaba mejor, mientras que los Martínez tendrían que estar algo más centrados. Pues no, era más de lo mismo: Jesús contra el mundo y contra sí mismo, Carmelo más entonado pero insuficiente. El duelo proseguía igualado, más por la falta de consistencia del F1 en plasmar su superioridad que por los recursos mostrados en la pista por los Martínez. Tras lograr superar un par de breaks en contra, el definitivo con 4-4 fue mucho para los Martínez, que dejaron a sus rivales adelantarse en el marcador.
Ahora era presumible que el F1 diese el golpe de gracia a un rival desorientado, pero lo que vino a continuación es difícil de explicar. Como si el partido se negase a entrar dentro de un patrón, a volverse predecible, el F1 se marchó mentalmente del partido de manera descarada. Durante el breve cuarto set no hubo rival. Fue algo más que la típica pájara mental de Alberto o un difícilmente justificable bajón físico. Un rosco llevaba la igualdad al marcador.
Visto en perspectiva, el cuarto set fue el que condenó al F1 Team. Cuando tenían todo a favor para cerrar el partido se dejaron la puerta abierta, hecho que aprovechó su rival para reengancharse al partido. Lo peor no fue que dejaran la puerta entreabierta: es que la dejaron abierta de par en par, dejaron a los Martínez que automatizaran su juego, cogieran confianza y tuviesen esperanza y deseo de victoria.
El quinto set fue disputado, pero ya no era como los tres primeros: los Martínez ya llevaban el dominio del partido y disminuían sus errores no forzados a la vez que aumentaban sus golpes ganadores. Al final, con Javier haciendo ostensibles gestos de dolor, Alberto sobrepasado pese a sus magistrales y coñeros golpes, tuvieron que claudicar frente a un rival que recuperó sus mejores sensaciones en la recta final del partido.
A tenor de los hechos, se podría pensar que si el F1 no ha ganado esta mañana ya no lo va a hacer nunca. Eso resultaría ser un poco injusto con sus padelistas, pero también es cierto que necesitan mayor fortaleza mental para saber cerrar un partido. El próximo viernes tendrán otra oportunidad.
En el segundo se igualaron las fuerzas. Los Martínez, sabedores de que ponerse con 2-0 hubiera sido muy duro, apretaron al saque de sus rivales, logrando numerosos breaks que compensaban los servicios que perdían mientras seguían en sus disputas y quejas. Con 5-5, Jesús logró su servicio con facilidad y rompieron el de Javier para empatar el partido.
Era de esperar que la pérdida del set hubiera supuesto un golpe moral para el F1 que en general llevaba el peso del partido y jugaba mejor, mientras que los Martínez tendrían que estar algo más centrados. Pues no, era más de lo mismo: Jesús contra el mundo y contra sí mismo, Carmelo más entonado pero insuficiente. El duelo proseguía igualado, más por la falta de consistencia del F1 en plasmar su superioridad que por los recursos mostrados en la pista por los Martínez. Tras lograr superar un par de breaks en contra, el definitivo con 4-4 fue mucho para los Martínez, que dejaron a sus rivales adelantarse en el marcador.
Ahora era presumible que el F1 diese el golpe de gracia a un rival desorientado, pero lo que vino a continuación es difícil de explicar. Como si el partido se negase a entrar dentro de un patrón, a volverse predecible, el F1 se marchó mentalmente del partido de manera descarada. Durante el breve cuarto set no hubo rival. Fue algo más que la típica pájara mental de Alberto o un difícilmente justificable bajón físico. Un rosco llevaba la igualdad al marcador.
Visto en perspectiva, el cuarto set fue el que condenó al F1 Team. Cuando tenían todo a favor para cerrar el partido se dejaron la puerta abierta, hecho que aprovechó su rival para reengancharse al partido. Lo peor no fue que dejaran la puerta entreabierta: es que la dejaron abierta de par en par, dejaron a los Martínez que automatizaran su juego, cogieran confianza y tuviesen esperanza y deseo de victoria.
El quinto set fue disputado, pero ya no era como los tres primeros: los Martínez ya llevaban el dominio del partido y disminuían sus errores no forzados a la vez que aumentaban sus golpes ganadores. Al final, con Javier haciendo ostensibles gestos de dolor, Alberto sobrepasado pese a sus magistrales y coñeros golpes, tuvieron que claudicar frente a un rival que recuperó sus mejores sensaciones en la recta final del partido.
A tenor de los hechos, se podría pensar que si el F1 no ha ganado esta mañana ya no lo va a hacer nunca. Eso resultaría ser un poco injusto con sus padelistas, pero también es cierto que necesitan mayor fortaleza mental para saber cerrar un partido. El próximo viernes tendrán otra oportunidad.
FICHA
Los Martínez (Jesús (D) - Carmelo (I)) vencen a F1 Team (Javier (D) - Alberto (I)) por 3-6/7-5/4-6/6-0/7-5.
C.T. Coslada, pista 2.
Donde había sol se estaba bien, donde había sombra hacía frío. Nos moveríamos en un rango entre los 5 y los 10 grados.
Man of the match: Carmelo, una lección de pádel al final del partido.
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