La tarde del sábado, cálida y plácida, fue la fecha elegida para un partido inédito: un encuentro familiar padre-hijo entre los Martínez y los Yagüe.
Ambas parejas respondían al mismo patrón: un hijo fanático del pádel, robabolas y dispuesto a darlo todo en la pista, y un padre con toque, clase (eso no se pierde con la edad) y mucha ilusión.
Fue un partido jugado de poder a poder. Los Martínez, que han jugado juntos más veces, llevaron desde el principio la iniciativa, mientras los Yagüe se hacían a la pista. Mientras sus rivales se acoplaban y le cogían el pulso al partido, los Martínez se llevaron el primer set con relativa facilidad.
Con el comienzo del segundo set llegaron las mejores jugadas. El partido era como si hubiese un espejo colocado en la red: dos parejas clónicas a cada lado de la pista. El padre realizaba los golpes ganadores mientras el hijo se dejaba la piel corriendo de un lado a otro. Miki se rebozaba cual Zubizarreta rejuvenecido y Jesús disputaba los 10.000 metros pádel. Cualquier experto dirá que no es la manera más adecuada de jugar pero cada pareja tenía su Guti y su Makelele. Fue la falta de contundencia con su saque la que condenó a los Yagüe, que veían que el partido se les ponía cuesta arriba.
El tercer set fue claramente de los Yagüe. Coincidió la reacción de los primeros con el bajón físico de sus contrincantes, en especial de Carmelo, no habituado a jugar partidos con tanta intensidad. Los Martínez lo intentaron pero reservando fuerzas con vista a un inevitable cuarto set. Los Yagüe se llevaron con facilidad el set y estaban dispuestos a vender cara su derrota.
Una vez que los Martínez recuperaron un poco el fuelle volvieron a tomar las riendas del partido. Ante la avalancha inicial, Miki recurrió a su socorrido padelaccio, lanzando globos por doquier. Sin embargo esta vez no le funcionó porque enfrente tenía a una pareja que no se achantaba en la red. Jesús logró un alto porcentaje de acierto con el remate e incluso se permitía el lujo de jugarse algunos golpes inverosímiles (como respuesta a los numerosos pelotazos que recibió durante el partido). Los Yagüe aguantaban desde el fondo como podían, a la espera de que un resquicio en el sólido juego de sus rivales les diese la posibilidad de engancharse al partido. Desafortunadamente para ellos, ese fallo no se produjo y no les quedó más remedio que reconocer su derrota tras un vibrante partido.
En definitiva un buen partido que dejó contento a todo el mundo y que probablemente en un futuro se dispute en más ocasiones. Del partido conviene destacar ante todo el juego de Pedro que con lo visto ayer parece mentira que apenas lleve un par de partidos jugando al pádel.
FICHA
Martínez (Jesús (D) - Carmelo (I)) vence a Yagüe (Pedro (D) - Miki (I)) por 6-2/6-4/1-6/6-3, y un set de regalo del que no recuerdo el resultado.
C.T. Coslada, pista 2.
Público itinerante, un par de espectadores en el cuarto set.
Tarde magnífica para el pádel. 16 grados por lo menos, sin una pizca de viento.
Ambas parejas respondían al mismo patrón: un hijo fanático del pádel, robabolas y dispuesto a darlo todo en la pista, y un padre con toque, clase (eso no se pierde con la edad) y mucha ilusión.
Fue un partido jugado de poder a poder. Los Martínez, que han jugado juntos más veces, llevaron desde el principio la iniciativa, mientras los Yagüe se hacían a la pista. Mientras sus rivales se acoplaban y le cogían el pulso al partido, los Martínez se llevaron el primer set con relativa facilidad.
Con el comienzo del segundo set llegaron las mejores jugadas. El partido era como si hubiese un espejo colocado en la red: dos parejas clónicas a cada lado de la pista. El padre realizaba los golpes ganadores mientras el hijo se dejaba la piel corriendo de un lado a otro. Miki se rebozaba cual Zubizarreta rejuvenecido y Jesús disputaba los 10.000 metros pádel. Cualquier experto dirá que no es la manera más adecuada de jugar pero cada pareja tenía su Guti y su Makelele. Fue la falta de contundencia con su saque la que condenó a los Yagüe, que veían que el partido se les ponía cuesta arriba.
El tercer set fue claramente de los Yagüe. Coincidió la reacción de los primeros con el bajón físico de sus contrincantes, en especial de Carmelo, no habituado a jugar partidos con tanta intensidad. Los Martínez lo intentaron pero reservando fuerzas con vista a un inevitable cuarto set. Los Yagüe se llevaron con facilidad el set y estaban dispuestos a vender cara su derrota.
Una vez que los Martínez recuperaron un poco el fuelle volvieron a tomar las riendas del partido. Ante la avalancha inicial, Miki recurrió a su socorrido padelaccio, lanzando globos por doquier. Sin embargo esta vez no le funcionó porque enfrente tenía a una pareja que no se achantaba en la red. Jesús logró un alto porcentaje de acierto con el remate e incluso se permitía el lujo de jugarse algunos golpes inverosímiles (como respuesta a los numerosos pelotazos que recibió durante el partido). Los Yagüe aguantaban desde el fondo como podían, a la espera de que un resquicio en el sólido juego de sus rivales les diese la posibilidad de engancharse al partido. Desafortunadamente para ellos, ese fallo no se produjo y no les quedó más remedio que reconocer su derrota tras un vibrante partido.
En definitiva un buen partido que dejó contento a todo el mundo y que probablemente en un futuro se dispute en más ocasiones. Del partido conviene destacar ante todo el juego de Pedro que con lo visto ayer parece mentira que apenas lleve un par de partidos jugando al pádel.
FICHA
Martínez (Jesús (D) - Carmelo (I)) vence a Yagüe (Pedro (D) - Miki (I)) por 6-2/6-4/1-6/6-3, y un set de regalo del que no recuerdo el resultado.
C.T. Coslada, pista 2.
Público itinerante, un par de espectadores en el cuarto set.
Tarde magnífica para el pádel. 16 grados por lo menos, sin una pizca de viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario