Desde hace un tiempo este humilde blog narra las aventuras y desventuras de un puñado de pirados en una pista de pádel, que cada semana juegan un partido que perfectamente se podría denominar El Partido del Año. No obstante, y sin ánimo de minusvalorar al resto de jugadores, el encuentro que se va a disputar el próximo jueves merece, a priori y sin duda, el calificativo de Partido del Año.
¿Qué tiene de especial este partido para ganarse dicho apelativo?
En primer lugar el momento. En plena primavera y con calor, mucho calor (las previsiones dicen que se rozarán los 30 grados a la hora del partido). Se acabaron esos sufridos (pero emocionantes) partidos jugados con guantes, medio nevando, con la pista resbaladiza por las lluvias,... El jueves, las condiciones atmosféricas serán las ideales para que los cuatro titanes de la pista expriman sus cualidades al máximo.
Luego están los jugadores. Cuatro ni más ni menos. Miki, el rajao, que se aventura a jugar un partido medio normal tras más de tres meses de inactividad. Su desempeño en la pista estará en mayor medida determinado por sus miedos internos. Le sigue Víctor, jugador de gran clase y potencia, que se encuentra especialmente motivado tras su baja de última hora en el accidentado triangular que nunca fue. El tercero es Javier, capaz de atesorar la mayor calidad en la pista (y de ponerla en juego), aunque algo irregular y con una sospechosa tendencia a la marrullería. Y el último en discordia, Jesús, que arrastra las dudas de su lesión londinesa, pero que tiene una mentalidad y fuerza de voluntad difícil de igualar (gran parte de dicha lesión es producto de esa fuerza de voluntad).
Miki y Víctor forman una pareja muy compenetrada, con un juego complementario y una gran variedad de golpes. Su mayor handicap puede ser precisamente la inactividad. Por otro lado, Javier y Jesús forman un dúo demoledor siempre que sean capaces de solventar sus desavenencias a la hora de jugar.
La verdad es que el partido promete, podría ser el Partido del Siglo pero no lo es. ¿Por qué?
Básicamente porque sólo se jugará una hora. Es decepcionante, como disparar con balas de fogueo o jugar sin negra al billar. Miki, el rajao, sólo se atreve a jugar una hora (no dice nada de jugar varias veces a la semana una hora, pero ésas son otras cuentas). En una hora sólo da tiempo, como mucho, a jugar un partido a tres sets y hay jugadores, como Jesús, que dan lo mejor de sí mismos a partir del tercer set. Otro factor son las lesiones de los jugadores, que aunque supuestamente solventadas, pueden aparecer y deslucir el partido.
A todo esto hay que añadir, que estamos hablando de la previa del partido, igual al final resulta ser un fiasco y una pareja gana con extraordinaria facilidad a la otra. Entonces tocaría hablar de la Decepción del Año.
Pero no seamos negativos y pensemos en el partidazo del jueves. Esperemos que sea el primero de una larga serie de Partidos del Año. Desde aquí animo a todo el mundo a que asista como público para animar (o abuchear) a sus jugadores preferidos.
¿Qué tiene de especial este partido para ganarse dicho apelativo?
En primer lugar el momento. En plena primavera y con calor, mucho calor (las previsiones dicen que se rozarán los 30 grados a la hora del partido). Se acabaron esos sufridos (pero emocionantes) partidos jugados con guantes, medio nevando, con la pista resbaladiza por las lluvias,... El jueves, las condiciones atmosféricas serán las ideales para que los cuatro titanes de la pista expriman sus cualidades al máximo.
Luego están los jugadores. Cuatro ni más ni menos. Miki, el rajao, que se aventura a jugar un partido medio normal tras más de tres meses de inactividad. Su desempeño en la pista estará en mayor medida determinado por sus miedos internos. Le sigue Víctor, jugador de gran clase y potencia, que se encuentra especialmente motivado tras su baja de última hora en el accidentado triangular que nunca fue. El tercero es Javier, capaz de atesorar la mayor calidad en la pista (y de ponerla en juego), aunque algo irregular y con una sospechosa tendencia a la marrullería. Y el último en discordia, Jesús, que arrastra las dudas de su lesión londinesa, pero que tiene una mentalidad y fuerza de voluntad difícil de igualar (gran parte de dicha lesión es producto de esa fuerza de voluntad).
Miki y Víctor forman una pareja muy compenetrada, con un juego complementario y una gran variedad de golpes. Su mayor handicap puede ser precisamente la inactividad. Por otro lado, Javier y Jesús forman un dúo demoledor siempre que sean capaces de solventar sus desavenencias a la hora de jugar.
La verdad es que el partido promete, podría ser el Partido del Siglo pero no lo es. ¿Por qué?
Básicamente porque sólo se jugará una hora. Es decepcionante, como disparar con balas de fogueo o jugar sin negra al billar. Miki, el rajao, sólo se atreve a jugar una hora (no dice nada de jugar varias veces a la semana una hora, pero ésas son otras cuentas). En una hora sólo da tiempo, como mucho, a jugar un partido a tres sets y hay jugadores, como Jesús, que dan lo mejor de sí mismos a partir del tercer set. Otro factor son las lesiones de los jugadores, que aunque supuestamente solventadas, pueden aparecer y deslucir el partido.
A todo esto hay que añadir, que estamos hablando de la previa del partido, igual al final resulta ser un fiasco y una pareja gana con extraordinaria facilidad a la otra. Entonces tocaría hablar de la Decepción del Año.
Pero no seamos negativos y pensemos en el partidazo del jueves. Esperemos que sea el primero de una larga serie de Partidos del Año. Desde aquí animo a todo el mundo a que asista como público para animar (o abuchear) a sus jugadores preferidos.
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